Una serie de estudios realizados por la University College de Londres han demostrado que los problemas de obesidad de la madre durante el embarazo, pueden afectar seriamente la salud del niño por nacer, en especial por la deficiencia de vitamina D y los niveles de coeficiente intelectual.
No estamos hablando del aumento de peso durante el embarazo, donde lo normal es que se suban de 9 a 16 kilos, sino del peso pre-existente, incluso antes de la concepción. Si se tiene mucho sobrepeso, se debe acordar con el ginecólogo u obstetra, un proceso de seguimiento continuo del embarazo.
Uno de los problemas que podrían afectar al niño por nacer es, por ejemplo, el de los niveles cognitivos. En la mencionada investigación, que involucró a 20 mil niños británicos, se encontró que, los que habían tenido una mamá con sobrepeso severo antes del embarazo, tuvieron una respuesta intelectual ligeramente más lenta que la del resto de los niños investigados. Los datos fueron catalogados y especificados tan bien, que se pudo determinar que por cada 20 kilos de sobrepeso en la madre, correspondieron 1,5 puntos de coeficiente intelectual inferior en sus hijos, incluso en la edad escolar.
Los huesos: los músculos de los bebés nacidos de mujeres obesas, tienen baja disponibilidad de vitamina D y por lo tanto son más débiles de lo normal. Esto es porque las madres obesas no son capaces de transferir al feto este tipo de vitamina que, aparentemente son «comidas» por el exceso de grasa. No sólo, la deficiencia de vitamina D también podría facilitar el desarrollo de enfermedades autoinmunes. Por ello, las mujeres embarazadas obesas deben tomar suplementos o, de lo contrario, seguir una dieta específica para este problema en particular.
De hecho, un mito a desterrar, es el de «comer por dos» durante el embarazo. No tener problemas de obesidad, pero llegar con mucho peso al parto, no es bueno para una variedad de razones: la respiración durante el parto, el manejo del estrés después del parto, la retención de líquidos.
El truco es no engordar mucho en los primeros meses: es un hecho fisiológico que en los dos últimos meses se aumentarán varios kilos, pero también serán los que se eliminarán más rápidamente después del parto. En cambio, comenzar a tener sensación de hambre compulsiva tan pronto como se tenga noticia del embarazo y aumentar de peso de inmediato, significa tener que hacer mucho más esfuerzo para eliminarlos después del parto.
En definitiva, transcurrir el embarazo con serenidad, comer lo necesario, pero sin exagerar: si no se tienen problemas particulares, su hijo obtendrá toda la nutrición que necesita durante los inolvidables nueve meses que pasará en su panza!