El invierno está por terminar y en unos días comenzaremos a disfrutar de los primeros días tibios de sol, que son el preludio de una de las más bellas estaciones del año: la primavera .
Con los días más largos y brillantes, sin embargo, se corre el riesgo de resaltar los defectos adquiridos con la alimentación de invierno, piel opaca y apagada, pancita, hinchazón y retención de líquidos. Todos estos inconvenientes al final del invierno, son causados por la acumulación de toxinas en el hígado.
La alimentación durante el invierno es naturalmente rica en proteínas, alimentos grasos y altamente procesados que, si bien nos permiten soportar mejor los rigores del frío, dejan en nuestro cuerpo los signos de la acumulación de residuos.
El hígado está predispuesto naturalmente para procesar y descartar las sustancias innecesarias en nuestro organismo. La eliminación se completa por la acción de los riñones. Pero ¿qué hacer con aquellas sustancias que permanecen en el torrente sanguíneo y son responsables de ese aspecto cansado, pálido y de esa hinchazón que nos gustaría hacer desaparecer en un abrir y cerrar de ojos?
Simple: hay que ponerse a dieta elegiendo un menú a base de alimentos vegetales y obligatoriamente de estación.
Esta dieta baja en calorías permite purificar el organismo, eliminando algunos kilos de más y redescubriendo la belleza natural del cuerpo.
Cómo funciona
La dieta de primavera puede tener una doble función: adelgazante o de mantenimiento. En el primer caso, con las adecuadas combinaciones y cantidades de alimentos, se podrán perder los kilos de más, obteniendo efectos desintoxicantes y depurativos.
En el segundo, nos acostumbraremos a una dieta sana y equilibrada que permite evitar la acumulación de toxinas para sentirse en forma.
En los dos casos, la dieta de primavera consiste en alimentos típicos de esta temporada: alcachofa, diente de león, achicoria, zanahorias, rábanos, repollo, cebolla, verduras frescas, frutas rojas y cereales integrales.
Una buena dieta de primavera debe ir acompañada también de alimentos ricos en proteínas magras. El menú para adelgazar debe ser seguido por un período limitado, a convenir, junto con un nutricionista. En el desayuno se puede tomar una ensalada de frutas, sin azúcar, compuesta por fresas orgánicas, mezcladas con otras frutas con vitamica C, como el kiwi y zumos de cítricos. Las fresas tienen un buen efecto diurético. Se puede acompañar con un par de rebanadas de pan integral.
A media mañana una fruta, que puede ser reemplazada por yogur bajo en grasa. Para el almuerzo arroz integral con una ensalada de alcachofas y otras verduras de temporada. La ensalada se puede acompañar con una rebanada de pan integral.
Por la tarde se puede comer fruta, o una infusión de diente de león, planta con un alto poder de drenaje y limpieza.
Para la cena, iniciar con sopas de legumbres frecas con cereales, o sopas de verduras, continuar con una proteína magra, como pescado o pechuga de pollo al vapor y una rebanada de pan de trigo integral. Las proteínas de la cena se pueden alternar con ricotta magra.
La fruta, en esta dieta, no debe ser consumida en la cena porque podría crear problemas de digestión.
Después de la cena, para mejorar el efecto depurativo, consumir frutas de color rojo, como cerezas que también tienen un efecto laxante que ayuda a regular la función intestinal.
El dieta de primavera de mantenimiento (siempre concordada con un médico) prevé diferentes cantidades y combinaciones de alimentos siempre prefiriéndolos frescos y de temporada.