Comer dulce y perder peso es posible. Puedes ingerir dulce dentro de una dieta saludable sin que por ello se vea afectado tu peso, lo único importante es saber cómo hacerlo. Si sigues los siguientes consejos lo lograrás sin duda.
Cómo perder peso sin renunciar al dulce
Si no puedes renunciar al sabor del dulce a la hora de desayunar no te preocupes. Comienza el día con un par de onzas de chocolate negro o con un yogur aderezado con un poco de miel, dos opciones muy deliciosas y dulces que te aportarán grandes beneficios.
Intenta beber infusiones puras ya que si estás tomando té o café a todas horas con dos azucarillos, lo más probable es que te estés pasando. El objetivo a conseguir es tomar café o té sin endulzar. Aunque te parezca imposible no lo es. Comienza echando la mitad del azúcar que habitualmente tomas en estas bebidas y después de dos semanas las eliminas por completo. Después de ocho o quince días, tu paladar habrá conseguido acostumbrar al sabor de la infusión real y no necesitarás añadir nada de azúcar a estas bebidas.
No olvides estar siempre bien hidratada. En muchas ocasiones el “ansia por comer dulce” viene de estar sedientas. Bebe agua, tengas o no tengas sed y verás como no sientes la “necesidad urgente” de ingerir dulce.
Relájate ya que muchas veces la “adicción al dulce” viene marcada por causas fuera de la alimentación como por ejemplo la ansiedad. Para ello puedes hacer deporte que reduce la ansiedad y quema calorías. Puedes practicar también yoga que además de ayudar a controlar el ansia por ingerir azúcar, ayuda a desintoxicar el cuerpo a la par que a fortalecerlo y estilizarlo.
Cuando vayas a hacer la compra lee las etiquetas. El consumo medio del azúcar está por encima del que se debería tener lo que provoca efectos en nuestra salud y peso. Por eso es muy importante leer las etiquetas de los alimentos que se vayan a consumir. Es recomendable tomar entre 30 y 35 gramos de azúcar a diario y con una lata de refresco, esta cantidad suele estar cubierta. Por eso es importante realizar cambios en la alimentación poco a poco para intentar bajar el consumo en la mayor medida posible y conseguir ese azúcar de fuentes más sanas como por ejemplo la fruta o los cereales integrales.
Por último, huye de los productos light ya que hay que tener mucha precaución con dichos productos. Es cierto que suelen tener un 30% menos de calorías que un producto “normal” pero hay que fijarse en este caso también en su composición nutricional. Y es que un producto light puede tener menos grasa pero más sodio y más azúcares que en su versión normal y en la mayor parte de las ocasiones la diferencia de las calorías no es demasiada, siendo por tanto un producto tan calórico como el original pero que al llevar la etiqueta light hace que las personas abusen más de ellos al pensar que no engordan.